LOS PROCESOS DE M&A Y EL FACTOR HUMANO
Lo primero sería explicar brevemente que es eso del M&A. Bueno, pues es algo muy sencillo; compra o venta de sociedades, negocios, activos, etc. Algo tan sencillo y tan clásico como la compra de negocios, lo intentamos sofisticar con nombres complejos anglosajones (Mergers and Acquisitions). Creo que era D. Enrique Jardiel, el que decía que lo médicos realmente no sabían curar las enfermedades pero lo que sabían hacer muy bien era ponerles nombres. Algo parecido nos pasa a los abogados, que utilizando “palabros” financieros anglosajones, creemos que elevamos nuestro estatus de sofisticación y abultamos nuestra minuta. Pero en fin eso sería combustible para otro artículo.
Realmente los procesos de M&A tiene dos características; una creciente complicación, y una cierta homogeneidad en los mismos. Conceptos como “Cartas de Intenciones” o “Acuerdos de confidencialidad” dan el pistoletazo de salida para el proceso, que conllevará una “Due Diligence” (Apertura de libros y demás documentación), discusiones, negociaciones, establecimiento de declaraciones y garantías (Reps & Warranties), para terminar en el contrato de compraventa o “SPA”, que con suscripción desplegará todos sus efectos, o pospondrá a un cierre posterior (Closing), por la existencia de condiciones suspensivas, marcadas algunas de ellas por la normativa de competencia. Así mismo la Due Diligence, que seguramente será virtual a través de internet o “la nube”, requerirá la intervención de especialistas en diferentes materias (desde la mercantil a la financiera, pasando por la laboral), que elaborarán un informe, en dónde se pondrán de manifiesto las contingencias a cubrir por el vendedor. Si la adquisición es de cierto calado, posiblemente se emplearán técnicas de Legal Project Management, en donde a través de complejos programas, se diseñarán cuadros de competencias, atribuciones de tareas, cronogramas de funciones y detección de procesos y personas esenciales. No se espera menos complejidad de las auditorías que se llevarán a cabo, o del sistema del pago del precio, precio fijo, precio variable, precio aplazado, precio pagadero en acciones,...Es decir, todo un jaleo.
En este tipo de operaciones, cuyos tiempos y formas se suelen diseñar primorosamente en una pizarra electrónica al inicio de la misma, ¿alguien ha pensado que uno de los consejeros que tiene que firmar puede enfermar gravemente? ¿Qué el notario de nuestra confianza pueda estar de vacaciones el día crucial? ¿Qué los abogados de cada parte se detesten mutuamente perjudicando la negociación? ¿Qué haya una huelga de taxis el día de la firma? Bienvenidos a la sorpresa, lo inesperado, la realidad que supera a la ficción, es decir, EL FACTOR HUMANO.
Como tenemos muchos años de experiencia, creemos que dominamos la materia, y que este tipo de procesos no tiene secretos para nosotros. A ello le añadimos el empleo de procesos cada vez más sofisticados, pero a su vez mas estandarizados, que nos invitan a seguir una rutina en la que nos sentimos confortables. Pero el día de la firma ante notario, al vendedor le ha caducado el D.N.I., y nadie habíamos pensado en ello.
Es verdad que la mayoría de los problemas no legales que surgen en esta operaciones, los solemos solventar (aquí entra la imaginación hispana y el buen hacer de nuestros abogados). La verdad es que muchas de estas situaciones son imprevisibles, y por ello nos tienen que hacer meditar. En nuestra planificación hay que dedicar un espacio a este FACTOR HUMANO. No hay que desdeñarlo ni minusvalorarlo, si no que hay que convivir con él y darle sus tiempos. No podemos hacer procedimientos de M&A como quién hace llaves inglesas con todos mis respetos a los fabricantes de estas útiles herramientas). Cada operación, siguiendo patrones parecidos, tiene que tener sus peculiaridades y tenemos que dedicar tiempo a conocerlas. Todos somos conscientes que no es lo mismo la venta de una compañía por una empresa multinacional, que la venta de una empresa por su fundador, que se ha dejado unos cuantos años de su vida en ella.
Dominamos los grandes procesos, pero muchas veces somos unos ignorantes en los detalles, y son estos últimos los que pueden hacer tambalear una operación. ¿Dedicamos el suficiente tiempo a preparar la comunicación y el mensaje que deben recibir los trabajadores de una empresa vendida? Tal vez esta comunicación no sea un tema legal, pero puede tener unas consecuencias legales terribles.
Pensemos de verdad en que tenemos que reducir nuestro automatismo en este tipo de operaciones, fijémonos en cosa nimias o que puedan pasar desapercibidas. Valoremos en su justa medida las emociones de las personas envueltas en la operación, intentemos reducir el impacto de elementos como disponibilidad, vacaciones, falta de sustitución, documentos que se presuponen, etc. Contemplemos todas las posibilidades con naturalidad, y sobre todo no presupongamos nada, ya que tenemos que ser rigurosos y verificar. En fin, pensemos en eso, que estamos haciendo operaciones para y con personas, y que eso nos lleva inevitablemente a pensar en El Factor Humano.
Fernando Gómez Gómez-Calcerrada
RLD.
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